5 consejos para la falta de apetito de los niños

5 consejos para la falta de apetito de los niños

Seguramente ya sabes que una dieta bien equilibrada tiene un gran impacto en el cuerpo humano. En el caso de los niños, la alimentación también es importante para formar hábitos saludables que les acompañarán durante años. Suena aterrador, ¿verdad? Especialmente si tienen en casa un niño quisquilloso con la comida...

Remedios para los niños quisquillosos con la comida

Muchos padres de niños quisquillosos con la comida se preguntan cómo conseguir que su pequeño coma "bien". Otra semana comiendo pasta cocida, pan sin mantequilla, salchicha seca o puros cereales: ¿te suena? ¿O, a lo mejor, eres tú el afortunado que tiene un niño exigente, que sólo come ciertos tipos de alimentos durante mucho tiempo, mientras que ningún otro producto pueda pasar por su garganta?

Si te estás preguntando, cómo animar al niño a comer de forma más equilibrada y, al mismo tiempo, no hacerle daño creando una relación poco saludable con la comida, te invitamos a seguir leyendo el artículo.

Un niño está sentado en una trona para bebés, se niega a comer con una cuchara y está llorando.

 

¿Cuándo el niño quisquilloso empezará a comer?

 

Si sigues leyendo, es probable que estés preocupado por el correcto desarrollo de tu pequeño quisquilloso. En primer lugar, queremos tranquilizarte: si, según tú, el pequeño no come, no significa que no se esté desarrollando correctamente.

 

Para empezar, fíjate si el bebé está ganando peso de acuerdo con las recomendaciones del médico, si tiene ganas de jugar, está de buen humor y duerme bien. Si es así, no tienes por qué preocuparte. Por supuesto, te animamos a seguir nuestros consejos para que el bebé desarrolle una relación saludable con la comida (por ejemplo, con las frutas y verduras), sin embargo, puedes estar tranquilo en cuanto al desarrollo de tu pequeño. No obstante, recuerda acudir al médico en caso de que sigas teniendo dudas o simplemente no sepas cómo comprobar si el bebé se está desarrollando correctamente.

 

¿Cómo motivar al niño a comer?

 

Componer las comidas para un quisquilloso requiere flexibilidad de los padres y, sobre todo, mucha paciencia. La dieta del niño cambia rápidamente: un día el pequeño quiere beber sólo un zumo de naranja, y al día siguiente prefiere tomar agua de una marca concreta. Este tipo de comportamiento suele ser dictado por las necesidades del organismo en desarrollo: de esta manera, indica que necesita los micronutrientes específicos en un momento dado.

 

Además, no siempre te apetece comer lo que se acaba de preparar para la cena. Los niños tienen sus estados de ánimo igual que los adultos, la diferencia es que les resulta más difícil controlar sus emociones y expresarlas. Por eso se ponen muy irritables, se "alborotan" o se enfadan y lanzan el almuerzo que no quieren comer en dicho momento.

 

Un niño ensuciado con un espagueti está sentado en una trona para bebés, en la cabeza tiene un plato con la comida

 

¿Cómo lidiar con un niño quisquilloso con la comida?

 

Más adelante presentamos las 5 razones más comunes por las que los niños no quieren comer. Junto con ellas, te proponemos soluciones que puedes probar para animar a tu hijo a comer. Léelas con atención: quizá un simple cambio en tu casa sea suficiente para que tu hijo empiece a comer con más ganas. :)

 

1. Monotonía de los platos

 

A los niños no les gusta la monotonía en el plato. Los adultos ya se han acostumbrado: podemos comer lo mismo dos días seguidos o las comidas caseras servidas descuidadamente. Sin embargo, con los niños no es tan sencillo. Los bebés sienten curiosidad por el mundo, odian aburrirse y quieren jugar. También les cuesta concentrarse, sobre todo se trata de los niños de edad preescolar.

 

Así que no es de extrañar que se pongan nerviosos al ver las lentejas u otro plato de sopa de verduras. Toma un momento para reorganizar la comida en el plato, a veces es todo lo que se necesita. Las caras divertidas o los animales hechos con frutas y verduras llamarán la atención del bebé y le ayudarán a concentrarse en la comida. Los alimentos de colores también motivan a comer: por eso a los niños les gustan tanto las golosinas de colores. Así que apuesta por una variedad de verduras de todos los colores posibles y verás si eso funciona.

 

También es posible que tu bebé esté simplemente incómodo. Garantiza una trona para bebés confortable para que tenga espacio suficiente a la hora de comer. Sobre todo, fíjate en que el asiento sea amplio y ajustable, mientras que la bandeja sea lo suficientemente grande. También debes pensar en tu comodidad: asegúrate de que la trona que elijas sea fácil de limpiar. Tanto el asiento como la bandeja. Además, sería bueno que la trona tuviera un amplio rango de ajustes, para poder adaptar su altura a la mesa.

 

Una buena elección es la trona que te durará años, como p.ej. la trona para bebés ENOCK. Está disponible en una versión con dos cojines: uno para poner debajo del culito y otro en el respaldo. De este modo, el niño dispondrá de un espacio cómodo para comer, pero también para jugar.

 

En un plato de madera con compartimentos hay frutas y verduras de colores: plátano, arándanos, maíz y fresas. El niño estira la mano para coger la comida

 

2. Presión

Sabemos que quieres lo mejor para tu hijo. Pero a veces vale la pena dar un paso atrás para observar con distancia, no sólo el plato de tu hijo, sino también el ambiente que acompaña a la comida. Presionar y estresar demasiado al niño a la hora de comer, así como persuadirle con firmeza para que coma ("por la salud de la abuela, de la mamá...") puede crear un peligroso precedente que posiblemente en el futuro provocará trastornos alimentarios. Forzar a un niño a comer a través de los castigos o las recompensas (especialmente dulces) también desarrolla una relación poco saludable con la comida. ¡Esto es precisamente lo que todos los padres quieren evitar!

 

Por eso, intenta dejarlo pasar. ¿El niño no quiere comer? Tal vez no tenga hambre. Intenta ofrecerle un sustituto más saludable (nunca pasteles o galletas). No permitas comer los dulces antes de la comida principal: llenan mucho y pueden provocar la falta de apetito. También evita poner la tele con dibujos animados a la hora de comer: el bebé se distrae y no se concentra lo suficiente en su comida.

 

Sin duda, no debes amenazar ni chantajear al niño. "Si no comes la comida, el cuco vendrá por ti." o "Si no comes, me harás sentir triste." - esto es totalmente inaceptable. ¡Nunca hagas que el niño se sienta culpable por no comer algo! Acuérdate cuando eras niño: ¿cuántas veces habías comido tanto que después te sentías mal, sólo para no hacer triste a la abuela? Estirar el estómago para complacer a otra persona no es guay.

 

¿Qué hay que hacer en vez de esto? Animar, acordar con el niño lo que quiere comer antes de empezar a cocinar. Invita a tu pequeño a cocinar juntos: puede ser que el desorden en la cocina sea más grande, pero la alegría del niño no tiene precio. Además, hay más probabilidad de que el niño coja la comida que quiera.

 

3. Los tentempiés antes de las comidas

 

Sobre esto ya hemos hablado un poco en el punto 2. Los tentempiés "reducen el apetito", tanto en los niños como en los adultos. El chocolate, las galletas y las bebidas dulces, así como, aparentemente inocentes, frutas u otros tentempiés simplemente sacian al niño, por eso, no es de extrañar que después no quiera comer. Especialmente "peligrosos" son los aperitivos, aparentemente inofensivos, sobre todo los que contienen muchas proteínas y grasas. Las salchichas secas, el chorizo, las salchichas vienesas u otras saciarán a tu hijo durante mucho tiempo.

 

Es mejor que evitéis ofrecer al niño los tentempiés que sacian o que provocan el exceso de glucosa (dulces). Debéis aprender a distinguir entre el momento en que el bebé realmente tiene hambre del momento en que está simplemente aburrido. No es fácil, porque incluso los adultos tienen dificultades para distinguirlo. Por lo tanto, es conveniente mantener al niño ocupado para que no se aburra (por ejemplo, jugando a los rompecabezas o dibujando), pero también no esperar a que la comida esté completamente servida. Si el niño tiene hambre pero las patatas aún no están listas, deja que se coma primero la ensalada y la carne. No pasa nada si después no tiene ganas de comer las patatas. :) No caigas en la trampa del "todo o nada".   

 

Un niño ensuciado con un espagueti está sentado en una trona para bebés. Está feliz y sonriente, hay mucha comida sobre él y sobre la bandeja.

 

4. Llamar "quisquilloso" a un niño

 

¿Os suena la frase "brillante pero holgazán"? La gente tiende a creer ciegamente en las frases pronunciadas por las personas que son una autoridad. En el caso de los niños, los que son una autoridad son los padres: si llamas a tu niño “un holgazán” o “un quisquilloso”, después no debe sorprenderte que se lo crea. Y si lo cree, entonces... ¡Así será!

 

Una mentira que se repite muy a menudo suele convertirse en una verdad. Álvaro Bilbao, escribió sobre esto en su libro  “El cerebro del niño explicado a los padres”. Por eso, recuerda tener cuidado con las palabras que pronuncias, especialmente en la presencia de tu hijo. No lo llames quisquilloso, caprichoso o antojadizo.

 

5. Déjalo pasar

 

¿Pero cómo? ¿Así de simple, dejarlo pasar? La respuesta es: sí. Es posible que se trate de una fase, un momento temporal que simplemente pasará tan rápido como llegó. Sin embargo, si el niño sigue sin comer por mucho tiempo -incluso dulces- acude al médico.

 

Y si notas que no come las comidas principales, sin embargo le gustan los tentempiés o come lo que le apetece, pues... déjalo pasar. Un niño que se desarrolla correctamente no se muere de hambre por no comer una sopa. ;)

 

Pero, ¿cómo dejarlo pasar? Es muy sencillo. Si el niño no quiere comer con vosotros, entonces... no le sirvas su comida. Prepara la misma cantidad de siempre, pero no se la pongas en el plato. Acepta que no quiere comer. Lo más probable es que el niño esté curioso por saber por qué no se le ha preparado un lugar para comer. Habla con él: dile que aceptas que no quiere comer, que ya no lo vas a animar ni obligar. Sin embargo, pregunta si ha cambiado de opinión. La psicología inversa puede funcionar bien en este caso y el niño optará por probarlo. ;)

 

Un niño está sentado en una trona para bebés, delante tiene un cuenco verde y lleva puesto un babero verde. Está comiendo con una cuchara, mirando a la cámara

 

Problemas con un quisquilloso con la comida: ¿cómo resolverlos?

 

Los niños, especialmente los más grandes (de edad preescolar), muestran mucha más disposición a comer cuando se les permite participar en la preparación y/o en cocinar. Además, es una buena idea que el bebé tenga su propio lugar, si así lo desea. Algunos niños prefieren comer en sus propios platos impresos con sus personajes favoritos. En cambio, otros prefieren comer en los mismos platos que sus padres. Pregúntale a tu niño qué es lo que prefiere e intenten hacer funcionar este método.

 

En cuanto a los niños mayores, vale la pena planificar las comidas, leer libros sobre hábitos alimentarios saludables o sobre frutas y verduras. Enséñale a tu hijo un libro de cocina, prepara la comida con él... ¡Muéstrale que la comida y la preparación de diferentes platillos no tiene por qué ser aburrida! También vale la pena probar el método del "plato vacío", es decir, el niño recibe un plato vacío y pone lo que le apetece.

 

Y lo más importante, presta atención a lo que dice tu niño. Habla con él, no le hagas sentir culpable. Siempre se puede congelar la comida y hoy optar por comer otro platillo. Pero no reacciones con el silencio: dile lo que vas a hacer en dicho momento. Pregúntate en voz alta si tienes chuletas de cerdo congeladas que tanto le gustan a tu hijo. ¿Qué tal si vais a hacerlas juntos mañana?

 

Sin duda, este enfoque traerá buenos resultados en el futuro. Sólo hay que tener paciencia y aprender a dejarlo pasar. Esto es muy difícil, pero no sólo tú vas a estar más tranquilo: también tu hijo sentirá menos presión. Vale la pena apretar los dientes y respirar profundamente. Quién sabe, quizá en el futuro tu hijo adolescente sea el nuevo Master Chef y cocine para ti. :)

 

 

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