¿Cómo lavar un carrito de bebé?

¿Cómo lavar un carrito de bebé?

Los niños son maestros en esto de ensuciar. Se baban, se suben a la silla de paseo con los zapatos llenos de barro, llenan los carritos de migajas... Cuando aparece una mancha más grave que es imposible de quitar con una esponja mojada, parece que ya el carrito está arruinado. Por suerte, no es así en absoluto, ya que los carritos de bebé se pueden lavar perfectamente. En Kinderkraft hemos garantizado que los forros de los capazos y las sillas de paseo se quiten fácilmente para poder lavarlos.

 

¿Cómo limpiar el carrito del niño?

 

La mayoría de carritos están hechos de telas fáciles de limpiar. Por lo general, se usa cuero ecológico (en los manillares y las barreras de protección), poliéster y algodón (forros de los colchoncitos). Las manchas recientes se pueden limpiar de inmediato con una esponja húmeda o incluso un pañuelo mojado, que seguro que siempre lleváis pañuelos encima.

 

Los problemas surgen cuando el carrito presenta manchas que no se quitan fácilmente, por ejemplo de chocolate, barro o leche. Además, no hay que olvidarse de lavar periódicamente las telas que entran en contacto directo con la piel del peque. Los días calurosos favorecen la sudoración, y por lo tanto, que se ensucien los forros. ¿Qué debes tener en cuenta antes de lavar el carrito?

 

Un padre sonriente le muestra a su hija una cesta de la colada, lo están pasando bien junto a la lavadora

 

1. Primero, quítale el polvo al carrito

El polvo, el smog y la arena se acumulan en el carrito por todas partes. Por lo tanto, antes de retirar el forro, quita el polvo minuciosamente, tanto dentro como fuera del carrito. Si quieres lavar el capaz, saca el colchoncito, sacúdelo en la ventana y después quítale el polvo que quede. Presta especial atención a los pliegues del carrito, que es donde suele acumularse más suciedad.

 

2. Retira el forro

Recomendamos buscar las instrucciones del modelo concreto de carrito, que seguro que las tendrás por casa. La razón es que el forro puede quitarse de formas diferentes según el carrito. Algunos tienen unos botones que se desabrochan fácilmente, y otros van con cremallera. Comprueba la forma más fácil de quitar el forro para lavarlo y lee la etiqueta pegada a la tela. Es posible que tu modelo se pueda lavar a máquina.

 

Si vas a lavar el forro a mano, primero moja bien la tela y después estrújala. A continuación, echa detergente o jabón en escamas y lava bien el forro. Sigue frotándolo hasta que el agua salga totalmente limpia.

 

3. Cuidado con los detergentes

Usa los productos más suaves para lavar los carritos, aquellos que sepas que no van a producirle alergias al niño. Recuerda que los forros contactan con su pie, así que usa detergentes probados. Tampoco uses bolas aromáticas ni suavizantes, ya que estiran la tela y pueden acabar dañando o deformando el forro.

 

4. Tiempo de secado

Como con los jerséis de lana, la forma de tender el forro es importante. Para que el material no encoja y se pueda colocar de vuelta fácilmente, extiende el forro sobre todo el tendedero en horizontal. ¡Nunca seques los forros en secadoras!

 

A ser posible, que el material esté tenso. De este modo, el forro no se deformará y te costará menos volver a colocarlo en el carrito. Recuerda que la tela tiene que estar totalmente seca antes de volver a ponerla.

 

Una madre sonríe a su hijo sentado en un carrito con bandeja. Es una tarde calurosa, todos están contentos

 

¿Cada cuánto lavar el carrito?

Lava el carrito según tus necesidades, pero por lo menos una vez cada varios meses. En los veranos calurosos, hará falta lavarlo incluso una vez al mes, pero en invierno puedes dejarlo sin lavar 3-4 meses seguidos. Todo depende del nivel de suciedad, el almacenamiento del carrito y la frecuencia con la que lo uses. Cuanto más salgáis de paseo, más frecuentemente tendréis que lavarlo. Asimismo, el entorno por el que salgáis de paseo influye en el estado del carrito. Si paseáis por caminos embarrados o arenosos, habrá que lavar el carrito más a menudo.

 

Recuerda que algunas manchas no se ven a simple vista, como el polvo, los ácaros o la contaminación de los tubos de escape (si vives en la ciudad). Por eso es tan importante lavar el carrito con regularidad, aunque no veas que esté sucio.

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